¿Por qué el Arte es importante en la vida? Por María Olaya Maciá

¿Qué sería de tu vida sin esa canción que tanto te encanta, esa que cantas a pleno pulmón en el coche y que te pone la piel de gallina? ¿Qué sería de tu vida sin tu película favorita? o esa que has visto tantas veces, sí, esa con el final que consigue sacarte una lágrima o sin esa serie por la cual te olvidaste de alimentar a tu gato durante tres días. ¿Qué sería de tu vida sin todo eso? Pues que sería horrible, te lo puedo asegurar. ¿Y sabes por qué? Es por algo que estoy segura que jamás te dijeron en el cole: El arte, en todas sus formas y variantes, es necesario para el ser humano.

Esto es una verdad como un templo, una evidencia, una realidad, está ahí, aunque mucha gente sea reacia a comprenderlo, no se puede negar. Y es de eso de lo que vamos a hablar hoy, del a veces poco apreciado, pero importantísimo papel que desempeña el arte en nuestra vida y de lo poco reconocido que está.

Para ello antes tenemos que centrarnos un poco y asentar unos cuantos conceptos, para empezar, ¿Qué es el arte? A ver, con esto podríamos estar un buen rato, así que vamos a ayudarnos un poco de la RAE. Según la Real Academia de la Lengua Española, el arte es:

Cualquier manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.

A ver, sí, técnicamente es eso. Sin embargo, a mí me gusta más la descripción que hace el señor Kitin, AKA mi queridísimo Robin Williams en “El club de los poetas muertos”:

No leemos y escribimos poesía porque es bonita, leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana, y la raza humana está llena de pasión. La medicina, el comercio, el derecho, la ingeniería…son carreras nobles y necesarias para dignificar la vida, pero la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor… son las cosas que nos mantienen vivos.

Si bien él aquí se refiere a la poesía en particular, creo que la descripción que da se podría aplicar al arte en general. Y es que, como él señala, la medicina, el derecho, la ingeniería, hacen que la vida sea posible, pero es el arte lo que hace que vivir valga la pena. El arte es la parte bonita de la vida, en lo que todos nos apoyamos consciente o inconscientemente para soportar las partes menos bonitas.

Nos ponemos música para distraernos, para relajarnos, para celebrar algo, para sobrellevar una tarea. Asociamos música a momentos, a lugares e incluso a personas. Una obra audiovisual tiene el poder de emocionarnos, conmovernos, hacernos reír, llorar, reflexionar, aterrarnos, enamorarnos, igualmente puede hacerlo una novela o un poema. Disciplinas tales como la arquitectura o el diseño nos rodean por todas partes cada vez que entramos a un edificio o abrimos un catálogo de cualquier tipo. Si lo piensas bien, casi todo lo que nos rodea tiene un diseño que ha sido pensado por un artista: La forma de esa taza, la serigrafía de aquella camiseta, la mochila de ahí, el póster de allá, el personaje de ese videojuego, el juguete de aquel niño ….

Realmente, no es en absoluto difícil fijarse y darse cuenta del peso que tiene en nuestra sociedad todas estas disciplinas, sin embargo, un porcentaje demasiado alto de esa misma sociedad las sigue discriminando y otorgando mayor importancia a aquellas aptitudes más “intelectuales” como podrían ser las ciencias.

No es en absoluto mi intención restarles importancia a estas disciplinas, ni de lejos, creo que todos sabemos que sin ellas la vida tal y como la conocemos no sería posible. Solo estoy señalando que a pesar de haber quedado demostrado que ambos ámbitos son igualmente importantes.

Un buen ejemplo de esto nos lo ha dado esta pandemia. Durante el tiempo que estuvimos en cuarentena, los sanitarios fueron sin duda alguna los héroes que lucharon y le plantaron cara al “bicho”. Pero en situaciones tan complicadas como las que vivimos estando confinados no solo se necesita salud, se necesita esperanza. La gente necesita una razón para vivir, todos la necesitamos. Y durante esa época en la que todas nuestras vidas se pararon, muchas de esas razones se desvanecieron. Aparecieron entonces otro tipo de héroes, aquellos que se dedicaron a darles a esas personas devastadas por la situación un nuevo motivo para sonreír. Los que ponían música para todo un bloque de pisos, cantaban para animar a la gente, hacían representaciones y conciertos desde sus terrazas…Esas personas también se merecen su reconocimiento.

Otro ejemplo seria la fundación “Juegaterapia”, que se dedica a recaudar fondos para hacer la estancia en los hospitales de los niños enfermos de cáncer más llevadera. Nadie discute que son los médicos los que consiguen que el niño sane y pueda volver a casa, pero, mientras está en el hospital lo que necesita es distraerse, jugar y divertirse. Esta fundación pinta las habitaciones de los niños para que resulten divertidas en lugar de deprimentes y las llena de juguetes para ellos.
Y es que los sanitarios son héroes que salvan vidas, pero son personas como los músicos espontáneos de la cuarenta o los de la fundación de “Juegaterapia” los que hacen que esas vidas merezcan la pena. Ciencia y arte se retroalimentan, igual de importantes en sus respectivos campos, sin embargo, uno está claramente peor considerado que el otro.

Un buen ejemplo de esto serían las asignaturas que cursamos en secundaria. Las matemáticas son troncales mientras que plástica y música son opcionales. Sinceramente esto me parece un sin sentido impresionante.

No insinúo que las asignaturas artísticas sean obligatorias porque sería igual de contraproducente, no, lo que tendría mas sentido es que ambas fueran opcionales, porque es igual de frustrante para un niño sin interés o capacidad matemática hacer ecuaciones que para un niño sin interés por el dibujo intentar pintar un cuadro. Es el equivalente a pedirle a un pez que trepe un árbol o a un mono que aguante la respiración bajo el agua. ¿Tan difícil es de entender que cada persona sirve para una cosa diferente, y que eso no le hace más o menos valiosa?

Entiendo que un niño tenga que aprender a sumar restar y dividir, porque va a ser algo realmente útil para su día a día, pero todo eso se aprende en el colegio. ¿Es realmente necesario imponer a los niños asignaturas tales como matemáticas, física y química, historia o biología? Tal y como está planteado todo el sistema educativo, sí lo es. Da igual que tengas un talento impresionante para la música, si no apruebas matemáticas no pasas de curso.

A veces me da por pensar, que, si en vez de dedicar los cientos de horas que dediqué en su momento a intentar entender las matemáticas, o a estudiarme parrafadas que no me interesaban, las hubiese invertido en dibujar, en grabar, en editar, en maquillar, en las cosas que realmente me gustan, hubiese desarrollado muchísimo más las aptitudes para las que realmente sirvo y a las que me dedicaré en un futuro. Me hubiese ahorrado mucho tiempo y varias frustraciones.

Y es de este sistema educativo podrido y sin sentido a partir del cual se crean adultos resentidos que desprecia cualquier disciplina artística, que piensan que un actor no trabaja, que los pintores son unos muertos de hambre, o que me he metido al bachillerato de arte porque es más fácil. Ni si quiera me dedico profesionalmente a ello todavía y ya he tenido que aguantar la condescendencia de demasiadas personas, tanto familiares como profesores, incluso de otros alumnos.
Ojalá algún día se le dé al arte todo el reconocimiento que merece, no pretendo que le guste a todo el mundo, pero por lo menos que sea respetado.